Afilar la sierra es parte del proceso de avanzar, por eso escogí el Golf como deporte y hobby, me gustaría contarles como llegue a él y que estoy viviendo hoy.

Historia:

Durante más de un año viví en Cocotal Golf and Country Club, la villa donde vivía estaba enclavada justamente en el mismo campo de Golf frente al Driver Ranch y en el patio uno del principal hoyo del campo; nunca jugué, a pesar que mi amigo Samuel Bello, director del campo, siempre me invitaba y estimulada a empezar la práctica.

Casi 7 años después, mi amigo Nelson Mendoza, seguía insistiendo al punto que un día me llevo a la oficina una saqueta de golf con todos sus palos y me dijo cuándo te decidas la excusa no será que no tienes saqueta ni palos.

Mi realidad hoy:

En el mes de marzo de este año me decidí aprender a jugar golf y les confieso que fui un verdadero tonto por no haberlo hecho antes. ¿Qué me ha enseñado el golf?

El Golf me ha permitido volver a ponerme como alumno, desprendiéndome del ego del maestro, normal para una persona como yo que tiene casi dos décadas enseñándoles a otros.

Salir semanalmente de mi selva de cemento (la ciudad) me ha permitido oxigenarme y estar en contacto con un ambiente tranquilo y esto me permite concentrarme en niveles nunca antes posible.

El golf exige coordinación y equilibrio, por lo que estimula el funcionamiento neurológico y contribuye a rejuvenecer el cerebro, altamente necesario para mi área de desempeño como coach, consultor y mentor.

Esta disciplina deportiva ha hecho que tonifique mi cuerpo quemando bastante grasa, modificando hasta mis hábitos alimenticios y cuando me veo al espejo, veo que la grasa abdominal ha ido paulatinamente desapareciendo; según las estadísticas en un segundo y medio de golf se hace trabajar a 13 articulaciones y 69 músculos.

Este hobby me ha permitido entrar en niveles de relajación y drenaje de tensión vitales para personas que como yo inician los días de trabajo a las 6 am y concluyen cerca de las 10 pm. recibiendo emociones de otros en mis consultas de coaching.

Finalmente, y no menos importante el Golf me ha permitido conocer personas maravillosas.

Mariano Abreu